Figurilla

Carlos González, donante, cuenta la historia de la pieza partiendo por el artesano: " a él lo conocí en un lugar entre Coquimbo y La Serena, donde se suelen hacer exposiciones culturales. De repente veo, por el lado de afuera de la exposición, un personaje que estaba sentado en el suelo con un atado relativamente pequeño de totora, haciendo cosas con sus manos. Antonio venía llegando de Arica. El nació en Arica, sus padres se cambiaron del sur, vivían en la orilla norte del lago Calafquén y se fueron al norte por motivos de trabajo. Antonio después quiso volver, a conocer el lugar de donde era originario. Primero llegó a Ovalle, ahí se casó. Yo lo conocí afuera de la exposición, cuando no le permitieron entrar por que lo consideraron de menor rango. Esto lo compré más o menos en los años de La Feria (de Artesanías UC la que presidió por 10 años desde 1979). Antonio es un virtuoso en esto hacía unas cuelgas de pajaritos que fueron inspiración para otros, como fue el caso de Edita Raimapo. La primera vez que lo traje a Santiago, que lo invité a La Feria, doña Edita Raimapo, cestera chilota siguió la idea con las variantes técnicas de su zona. A Antonio no lo aceptaron en esa exposición por que no era conocido, pero se hizo muy conocido después, a punta de esfuerzo. Para mí eso tiene mucho valor, eso tiene mucho valor. La primera cosa que le compré a Antonio fue un pesebre en una casita, con techo de dos aguas. Esta paloma me la regaló entonces! Sí, me la regaló. Estas amistades son las que perduran yo creo, por que uno sigue siendo amigo a pesar de la distancia en el tiempo o en el espacio. Esta paloma no era parte de una cuelga, era sola".