Inscripción de Caius Atilio

Objeto que formó parte de las colecciones de don Hernán Garcés Silva, que luego al legar por testamento al Estado chileno formó el Museo de Artes Decorativas Garcés Silva en el año 1981.
Probablemente se trata de copias de piezas de 1ra mitad siglo III (por tipografía usada), de origen romano.
Se desconoce época de la copia. La colección de inscripciones romanas muestra ser de una variante que oscila entre imitaciones burdas, que denotan una gran falta de conocimiento de los compradores, así como piezas más elaboradas, pero que manifiestan contradicciones sutiles, que hacen sospechar sobre la originalidad de la factura. Aun así, debemos reconocer una gran fidelidad al testimonio epigráfico original, contándose solo dos fallas evidentes, lo que nos lleva a considerar que, si se trata de reproducciones, están fueron hechas en función de piezas originales. Existe la posibilidad que la piedra en la que se encuentren talladas pueda corresponder a épocas antiguas y su escritura sea moderna, practica muy común a la hora de fabricar “antigüedades”.
No obstante, su condición de réplicas en ningún sentido disminuye su valor patrimonial, es más, aseguran nuevas e interesantes interrogantes respecto a la formación de lo que actualmente entendemos como patrimonio, así como también, respecto a la circulación de bienes y objetos culturales. Estas piezas vuelven a testimoniar, el valor central de la antigüedad a la hora de legitimar y valorizar colecciones. Por otro lado, el contenido puede muy bien ser utilizado para prácticas latín o epigrafía con estudiantes, puesto que su contenido está bien reproducido y nos dan luces sobre personajes centrales en la constitución de la cultura romana, como los soldados, y nos abren a otros, como los niños y niñas.
En cuanto a su adquisición, no existe información sobre los lugares de compra u origen de estas piezas, no obstante, en función de los cargos de sus hermanos, podemos establecer como circuito de adquisición las ciudades de Zúrich, Trieste, Vigo, La Rochelle, Yugoslavia y Grecia, además de alguna información privilegiada proveniente de la cercanía con organizaciones como la Caja de Crédito Prendario y Martilleros Públicos. Dada las ubicaciones reproducidas en las inscripciones, todas referentes al ámbito itálico, y considerando además la homogeneidad de la colección, compartir características comunes como la presencia de coronas, existe la posibilidad de que su adquisición fuera simultánea, y cercana a la estadía de Oscar Garcés Silva en Trieste.
Ante esto cabe preguntarnos ¿Hasta qué punto el acervo actual, que se considera donación de Hernán Garcés Silva, es en realidad la compilación de objetos pertenecientes a los tres hermanos? Consideremos que en caso de la biblioteca, una buena parte de la colección puede ser atribuida fácilmente a Oscar Garcés Silva, en ese sentido, muchos de los objetos legados pudieron ser de uso común de cualquiera de las familias de Oscar y Guillermo Garcés Silva, que se integraron al patrimonio de Hernán tardíamente, después de la muerte de los dos anteriores.
Cabe mencionar que solamente un estudio sobre la temporalidad de la piedra nos permitirá establecer con certeza la procedencia de las inscripciones, sumado esto a la inexistencia de material bibliográfico que nos permita establecer una adquisición especifica en algún lugar, la colección de inscripciones funerarias del Museo de Artes Decorativas, en buena parte, continúa siendo un misterio.