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Daga

Número de Registro: 24-160
Objeto: Daga
Institución: Museo de Artes Decorativas
Fecha: 1800

Ficha de registro

Identificación

Institución
Museo de Artes Decorativas
Número de registro
24-160
Nº de inventario
24.83.160
Clasificación
Historia - Armas y Armamentos
Colección
Armas y Armamentos
Garcés Silva
Largo 32.5 cm
En exhibición - Museo de Artes Decorativas - Sala 2 Platería latinoamericana
Descripción
Arma blanca de mano, compuesta de empuñadura, hoja y vaina. Empuñadura constituida por un pomo rematado por un botón de espiga de metal, mango de madera y un guardamano metálico que se extiende hasta unirse con el pomo. Hoja de doble filo con punta aguzada. Vaina metálica y textil rojo. Con decoración en bajorrelieve relieve de roleos vegetales e inscripciones. Arma de doble filo, cacha de madera pulida, vaina de terciopelo rojo con plata. la Hoja esta decorada con roleos vegetales, personajes y animales (león, ave y otro). Inscripciones en la hoja por ambos lados.
Estado de conservación
Bueno

Contexto

Área geográfica
Bolivia
Lugar de creación
Potosí, Alto Perú
Fecha de creación
1800
Historia de propiedad y uso
Objeto que formó parte de las colecciones de don Hernán Garcés Silva, que luego al legar por testamento al Estado chileno formó el Museo de Artes Decorativas Garcés Silva en el año 1981.
Historia del objeto
La daga (del latín vulgar daca) es un arma blanca de lámina aplanada y remate agudo. Es más larga que un puñal y más corta que una espada (dos tercios más corta). Suele poseer doble filo al menos hacia la punta y guarda para proteger el puño. Se la utilizaba como arma secundaria, complementando a la espada. También solían llevarlas las mujeres como protección. Las dagas más tempranas aparecen en el III milenio a. C., en la Edad del Bronce. Los materiales con los que se hacían eran huesos, marfil y sílex. Hay quien opina que el sax de los germanos no era más que una daga ancha, que al alargarla se convirtió en espada. De procedencia hispana es el pugio que adoptaron los romanos, ideal para atravesar las lorigas. Los testimonios más abundantes de dagas en la Edad Media se dan a fines del siglo XIII. Sus hojas podían ser lisas o acanaladas, como las que se han conservado en Tolosa y Zaragoza. La daga cinquedea o de lengua de buey, cuya hoja iba en disminución desde la empiuñadura hasta la punta, fue muy usada en Inglaterra. Hubo dagas también de tres y cuatro filos.
A mediados del siglo XV se le añadieron en la empuñadura dos recios gavilanes encorvados hacia abajo para aprisionar la hoja del adversario y poder en ocasiones romperla. Una variedad de esta daga fue la escocesa, con una anilla gruesa en el puño para afirmar en ella el pulgar. También es escocesa la daga larga o dirk.
En el siglo XIV se utilizó la daga rondel, de hoja redonda y muy aguda, que como el estilete era apropiada para traspasar la defensa de una cota de malla o armadura de escamas. Hacia el siglo XV y XVI, por influjo de Oriente, las llamadas dagas de orejas, que entraron en Europa a través de los nazaríes, tenían pequeños orificios destinados a impregnarse de sustancias tóxicas o venenos.
La daga se llevaba pendiendo del cinturón, a la derecha, o a la espalda, sobre los riñones algunas veces, para ocultarla. En los siglos XVI y XVII se usó con frecuencia en los duelos de armas dobles, en que se esgrimía con la mano izquierda mientras que la espada se manejaba con la derecha.​ El II concilio de Pisa prohibió el uso de las dagas que midiesen más de un palmo de longitud, y eso, unido a que las armas de fuego la iban relegando, hizo que la daga se fuese acortando hasta que se convirtió en un simple puñal o cuchillo.
En todos los casos, las dagas y los cuchillos son considerados armas secundarias o terciarias.

Gestión

Adquisición
Forma de ingreso
Legado
Procedencia
Hernán Garcés Silva
Fecha de ingreso
1981-06-18
Registradores
Lorena Berríos M, 2008-12-30
Marianne Wacquez Wacquez, 2020-07-01
Francisca Campos, 2024-09-10