Número de Registro: 24-222 | |
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Objeto: | Mate |
Institución: | Museo de Artes Decorativas |
Fecha: | Siglo XVIII/Siglo XIX |
Ficha de registro
Identificación
Institución
Museo de Artes Decorativas
Número de registro
24-222
Nº de inventario
24.83.222
Clasificación
Arte - Artes Decorativas
Colección
Garcés Silva
Metal
Alto 17 cm - Diámetro 14 cm
En exhibición - Museo de Artes Decorativas - Sala 2 Platería latinoamericana
Descripción
Vasija vegetal, inserta en estructura metálica, sobre salvilla circular de 3 patas; boca con moldura ovalada. Base, estructura ovalada con cuatro salientes de agarradera. Se eleva sobre 2 aves; salvilla con patas de garra. Decoración en metal, franjas en relieve
Estado de conservación
Bueno
Contexto
Área geográfica
Chile
Fecha de creación
Siglo XVIII/Siglo XIX
Historia de propiedad y uso
Objeto que formó parte de las colecciones de don Hernán Garcés Silva, que luego al legar por testamento al Estado chileno formó el Museo de Artes Decorativas Garcés Silva en el año 1981.
Historia del objeto
El uso de la plata en América colonial se masificó con el descubrimiento de la gran mina de plata de Potosí en 1545. Con el posterior descubrimiento de la mina de mercurio de Huancavelica en 1566, la plata de Potosí pudo refinarse más.
Utilizar mates de materiales nobles daba decoro y distinción al hábito indígena del consumo de la yerba mate, a la par que saneaba una costumbre que distaba de ser limpia.
Para algunos bebedores de mate, especialmente extranjeros, el hábito de pasar la bombilla de boca en boca era considerado insalubre e incivilizado. La bombilla de plata aportaba reputación a quien la usaba, al tiempo que acumulaba menos hongos y bacterias en su estructura.
Las piezas de plata labrada tuvieron poca influencia mestiza, ya que para ser un platero oficial era necesario certificar pureza de sangre. En Chile se reprodujeron casi íntegramente los estilos de moda en la Península: barroco y neoclásico.
Hubo dos excepciones: los mates sureños y los mates de Coquimbo.
Los mates sureños, hechos en las cercanías de Concepción a fines del siglo XIX, tienen una marcada influencia mapuche. Se distinguen de otros por patrones constantes: cuerpo redondo con dos asas, que simulan leones u otros animales.
Sus pies estaban formados por un astil remachado y atornillado al centro de una salvilla, que se apoyaba en otros animales. La salvilla era circular y tenía el centro levantado para permitir el emplazamiento del astil.
Los mates de Coquimbo fueron hechos con plata de baja ley. Eran redondos, achatados, pequeños, con asas que simulan el cachito de las calabazas. Tenían grabados adornos florales o geométricos, realizados con la técnica del burilado.
Una variante del mate coquimbano fue el cántaro, de forma cónica, con asas en forma de animal.
Utilizar mates de materiales nobles daba decoro y distinción al hábito indígena del consumo de la yerba mate, a la par que saneaba una costumbre que distaba de ser limpia.
Para algunos bebedores de mate, especialmente extranjeros, el hábito de pasar la bombilla de boca en boca era considerado insalubre e incivilizado. La bombilla de plata aportaba reputación a quien la usaba, al tiempo que acumulaba menos hongos y bacterias en su estructura.
Las piezas de plata labrada tuvieron poca influencia mestiza, ya que para ser un platero oficial era necesario certificar pureza de sangre. En Chile se reprodujeron casi íntegramente los estilos de moda en la Península: barroco y neoclásico.
Hubo dos excepciones: los mates sureños y los mates de Coquimbo.
Los mates sureños, hechos en las cercanías de Concepción a fines del siglo XIX, tienen una marcada influencia mapuche. Se distinguen de otros por patrones constantes: cuerpo redondo con dos asas, que simulan leones u otros animales.
Sus pies estaban formados por un astil remachado y atornillado al centro de una salvilla, que se apoyaba en otros animales. La salvilla era circular y tenía el centro levantado para permitir el emplazamiento del astil.
Los mates de Coquimbo fueron hechos con plata de baja ley. Eran redondos, achatados, pequeños, con asas que simulan el cachito de las calabazas. Tenían grabados adornos florales o geométricos, realizados con la técnica del burilado.
Una variante del mate coquimbano fue el cántaro, de forma cónica, con asas en forma de animal.
Estilo
Barroco
Gestión
Adquisición
Forma de ingreso
Legado
Procedencia
Hernán Garcés Silva
Fecha de ingreso
1981-06-18
Registradores
Patricia Roldán, 2000-11-02
Marianne Wacquez Wacquez, 2020-07-06
Francisca Campos, 2024-09-10