Carta de Encarnación Fernández Salas de Balmaceda a Antonio Larraguibel

Santiago, Febrero 24 de 1895.
Señor Don Antonio Larraguibel.
Serena
Mui apreciado señor y amigo:
Es en mi poder su favorecida fecha 21 del presente, por la que tengo el gusto de saber de usted, y su apreciable familia que están sin novedad y a todos le soi agradecida al que han tenido a mi innolvidable y amado hijo, que lloraré mientras viva, su falta me es cada día más sensible y arrastro la poca vida que me queda en el mas profundo dolor y puedo asegurarle, que mi único consuelo es el cariño de los amigos como usted que lo comprendieron.
Yo no era digna, que Dios me lo conservara, para que hubiera cerrado mis ojos y honrado mi memoria y tengo que resignarme a la voluntad divina pero llena de la mas cruel amargura y profundo dolor , que así, me habrá convenido para alcanzar el cielo y unirme a él en la eternidad felis adonde espero qque lo tendrá mi buen Dios, porque fue hijo y amigo modelo, y de otras virtudes que le dió para que fuera un mártir . En fin no sé que me ha lanzado a hablarle de cosas tan tristes ! disculpeme las heridas de un corazón brotan sangre y no sé hablar sino de mi pesar.
A pesar de todo no estoi mal de salud , sin que me falten algunas pequeñas intercadencias de la ancianidad. Deseo que usted , señora y familia se conserven bien y muchos años con toda la felicidad que merecen y le estimaría que cuando le fuera posible me diera noticia de usedes como estén de salud y como está el obispo que he querido siempre con predilección , estos son los consuelos que quedan a su afectuosa amiga y servidora.
María Encarnación Fernández de Balmaceda.