Número de Registro: 7-262 | |
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Título: | Los frutos de la tierra |
Creador: | Arturo Gordon |
Institución: | Museo O'Higginiano y de Bellas Artes de Talca |
Fecha: | 1929 |
Ficha de registro
Identificación
Institución
Museo O'Higginiano y de Bellas Artes de Talca
Número de registro
7-262
Nº de inventario
1.259
Clasificación
Arte - Artes Visuales
Colección
Pintura
Alto 170 cm - Ancho 690 cm
En depósito - Museo Regional de Rancagua
Título
Los frutos de la tierra
Descripción
Obra de formato rectangular. Composición en base a cinco figuras femeninas en primer plano, al centro figura femenina con el torso desnudo sosteniendo un cántaro en el hombro derecho, desde el que car agua, a lado izquierdo otra figura femenina vestida con túnica blanca y cabello largo sosteniendo un ramo de flores con su mano izquierda. A la derecha otra figura femenina de pie vestida de azul con ramas de frutas, al lado dos bueyes uno blanco y el otro negro. En primer plano siempre a la derecha una figura femenina sentada vestida de naranja con un canasto de frutas. A la izquierda de la figura central dos figuras femeninas de pie una de perfil con una una atado de espigas secas y otra de espaldas con un cántaro con agua. En segundo plano a la derecha de la figura central dos figuras masculinas de pie.
Estado de conservación
Bueno
Contexto
Lugar de creación
Sevilla, España
Fecha de creación
1929
Historia del objeto
A partir de 1909, las autoridades y la comunidad sevillana concordaron en la idea de organizar una exposición internacional en la ciudad con el propósito de conmemorar y realzar la modernización del puerto de Sevilla, el cual fue considerado como un polo de atracción para Hispanoamérica. Problemas en España y Europa como La Gran Guerra (1914 – 1918), frenaron la organización del encuentro internacional. Sin embargo, la llegada al poder en 1923 de Miguel Primo de Rivera, quien encabezaba el Directorio Militar, con la anuencia del monarca hispano, dio nuevo impulso a la organización del evento.
En 1924, el gobierno de Arturo Alessandri Palma recibió formalmente la invitación, pero los problemas políticos internos retardaron la aceptación hasta 1926. Tras la confirmación, el gobierno hispano cedió un terreno en el Parque María Luisa de Sevilla para la construcción del pabellón. La Asociación de Arquitectos de Chile organizó un concurso para definir la estructura que se instalaría, evento que fue ganado por el arquitecto Juan Martínez en 1927. En sus palabras, el pabellón “interpretaría el espíritu chileno… con volúmenes y trozos de escultura capaces de sugerir el ambiente de un pueblo y de hacernos admirar su cultura, expresando los plácidos remansos de la costa chilena y la orografía titánica de los Andes”.
La Exposición Iberoamericana de Sevilla fue inaugurada por los reyes de España en Mayo de 1929. El pabellón chileno fue el más grande, con 2.700 mts2 construidos y una torre de 50 metros de altura. Sus salones estuvieron dedicados a exhibir el arte araucano y popular, el cobre, el turismo, el vino, la agricultura, la ganadería, la industria, la prensa, y las bellas artes, con 170 pinturas y 24 esculturas enviadas por el Museo Nacional de Bellas Artes.
La decoración del pabellón fue encargada a los pintores Arturo Gordon y Laureano Ladrón de Guevara, quienes antes habían realizado los murales que adornan la Biblioteca Nacional de Santiago. Ambos artistas trabajaron entre fines de 1928 y mediados de 1929 en la confección de siete murales. Gordon pintó La Industria Araucana, La Vendimia y Los Frutos de la Tierra, mientras que Ladrón de Guevara confeccionó La Agricultura, La Minería, La Pesca y Los Tejidos de Arauco. La fantástica obra de los pintores les hizo acreedores del Premio y Medalla de Oro de la Exposición Iberoamericana de Sevilla.
La feria internacional se mantuvo abierta durante un año. En 1935, el gobierno de Chile regaló a su par español el pabellón, el cual sirve como sede de la Escuela de Artes Aplicadas de Sevilla y del Consulado de Chile en la ciudad. Por su parte, los murales de Gordon y Ladrón de Guevara pasaron a depender de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, la que en 1940 los entregó al Museo de Bellas Artes de Talca para su conservación, estudio y exhibición. Actualmente los murales forman parte de la colección de pintura del Museo O’Higginiano y de Bellas Artes, aunque Los Frutos de la Tierra se exhibe en el Museo Regional de Rancagua.
En 1924, el gobierno de Arturo Alessandri Palma recibió formalmente la invitación, pero los problemas políticos internos retardaron la aceptación hasta 1926. Tras la confirmación, el gobierno hispano cedió un terreno en el Parque María Luisa de Sevilla para la construcción del pabellón. La Asociación de Arquitectos de Chile organizó un concurso para definir la estructura que se instalaría, evento que fue ganado por el arquitecto Juan Martínez en 1927. En sus palabras, el pabellón “interpretaría el espíritu chileno… con volúmenes y trozos de escultura capaces de sugerir el ambiente de un pueblo y de hacernos admirar su cultura, expresando los plácidos remansos de la costa chilena y la orografía titánica de los Andes”.
La Exposición Iberoamericana de Sevilla fue inaugurada por los reyes de España en Mayo de 1929. El pabellón chileno fue el más grande, con 2.700 mts2 construidos y una torre de 50 metros de altura. Sus salones estuvieron dedicados a exhibir el arte araucano y popular, el cobre, el turismo, el vino, la agricultura, la ganadería, la industria, la prensa, y las bellas artes, con 170 pinturas y 24 esculturas enviadas por el Museo Nacional de Bellas Artes.
La decoración del pabellón fue encargada a los pintores Arturo Gordon y Laureano Ladrón de Guevara, quienes antes habían realizado los murales que adornan la Biblioteca Nacional de Santiago. Ambos artistas trabajaron entre fines de 1928 y mediados de 1929 en la confección de siete murales. Gordon pintó La Industria Araucana, La Vendimia y Los Frutos de la Tierra, mientras que Ladrón de Guevara confeccionó La Agricultura, La Minería, La Pesca y Los Tejidos de Arauco. La fantástica obra de los pintores les hizo acreedores del Premio y Medalla de Oro de la Exposición Iberoamericana de Sevilla.
La feria internacional se mantuvo abierta durante un año. En 1935, el gobierno de Chile regaló a su par español el pabellón, el cual sirve como sede de la Escuela de Artes Aplicadas de Sevilla y del Consulado de Chile en la ciudad. Por su parte, los murales de Gordon y Ladrón de Guevara pasaron a depender de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, la que en 1940 los entregó al Museo de Bellas Artes de Talca para su conservación, estudio y exhibición. Actualmente los murales forman parte de la colección de pintura del Museo O’Higginiano y de Bellas Artes, aunque Los Frutos de la Tierra se exhibe en el Museo Regional de Rancagua.
Referencias documentales
Benavente, Angela : Frutos de la Tierra: rescate y puesta en valor de una pintura mural sobre tela pp. 51-63 en Conserva N°7, Centro Nacional de Conservación y Restauración / DIBAM, Santiago, 2003
Maturana, Lilia, et al: Arturo Gordon: Investigación estético histórica de la serie de tres pinturas murales del pabellón de Chile en la Exposición e Sevilla de 1929 pp. 111-131 en Fondo de Apoyo a la Investigación Patrimonial. Informes , Centro de Investigaciones Barros Arana / DIBAM, Santiago, 2007
Gestión
Registradores
Lorena Cordero, 2009-01-12
Gonzalo Olmedo , 2014-04-07
Gonzalo Patricio Olmedo Espinoza, 2019-12-30