Tupu

De acuerdo al arqueólogo R. Campbell, la primera mención y representación de un tupu discoidal es de inicios del siglo XVIII realizada por Amadée Frezier. A esto agrega que los sitios arqueológicos donde se han hallado estas piezas están fechados tentativamente como posteriores a 1700 d.C (Campbell, 2015). De todas formas, pese a las discusiones en torno a la datación de este tipo de piezas, las fuentes coinciden en que su uso ya estaba expandido en el siglo XIX. Por otra parte, si bien los primeros hallazgos en contextos funerarios están confeccionados a partir de cobre y plata (Mora, 1986; Campbell, 2015), progresivamente sólo se trabajaría con el último material. Varios investigadores indican que el tamaño de los tupu comenzó a incrementar desde comienzos del siglo XVIII (Reccius, 1983). En este sentido, Morris ha sugerido que las dimensiones de las piezas guardaban relación directa con la plata (metal) que poseían los mapuche, por lo que habría consistido en una forma de manifestar la riqueza económica (1997).
Hay ciertos investigadores que plantean la similitud del tupu mapuche y del “tupu” andino. Morris indicó que “es la única joya araucana cuyo uso, forma y nombre es compartido por todos los pueblos andinos” (1992, p. 26). Mientras que C. Joseph señaló que “los indios de Bolivia usaban el «tupu» antes de los araucanos” (Joseph, 1928, p. 144), por otra parte. tanto Miranda (2014) como Palacios (2012) apuntan que se trata de una joya que posee influencia incaica. De todas formas, no hay investigaciones que sean concluyentes respecto a dicha familiaridad.
Los tupu están constituidos por dos piezas, un disco y una aguja, que para unirse son remachadas (Inostroza, Mora y Morris, 1986) o soldadas (Castro, 1977; Painecura, 2011). Existe un segundo tipo de tupu en el que la aguja surge desde el disco de plata, como es el caso de esta pieza.