Número de Registro: 76-389 | |
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Objeto: | Toquicura |
Cultura Arqueológica: | Mapuche |
Institución: | Museo de Arte Popular Americano, Universidad de Chile |
Ficha de registro
Identificación
Institución
Museo de Arte Popular Americano, Universidad de Chile
Número de registro
76-389
Nº de inventario
325AB
Clasificación
Antropología, Arqueología y Etnografía - Utensilios, Herramientas y Equipos
Colección
Mapuche
Descripción
Herramienta de piedra, madera y cuero. La parte lítica es de forma cónica alargada y sección transversal elíptica, donde su extremo funcional o filo es más ancho, curvo y aplanado con perfil ojival; la parte de madera corresponde a un mango macizo de forma cilíndrico oblongo rematado en una bifurcación que genera dos barras de madera donde se inserta la pieza lítica, ambas se sostienen con una amarra de cuero.
Estado de conservación
Bueno
Contexto
Área geográfica
Chile
Historia de propiedad y uso
Hacia fines del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX emerge un importante mercado de objetos indígenas, impulsado por comerciantes y coleccionistas que pudieron acopiar grandes volúmenes de piezas, a causa del empobrecimiento del pueblo mapuche por el asedio del Estado chileno en el periodo post-ocupacional de la Araucanía, y el contexto de las reducciones.
En este grupo se encuentra uno de los coleccionistas más reconocidos del periodo, Pedro Doyharcabal, comerciante de origen vasco-francés establecido en Cholchol el año 1893, quien obtuvo y agrupó durante más de treinta años diversas e invaluables piezas mapuche que en 1946 fueron adquiridas por la Universidad de Chile para ser incorporadas al MAPA. Este toki es presentado en el catálogo de 1946 de la siguiente forma: “Nº 379, 380 y 381. - Hachas de piedra” (MAPA, 1946, p. 16).
En este grupo se encuentra uno de los coleccionistas más reconocidos del periodo, Pedro Doyharcabal, comerciante de origen vasco-francés establecido en Cholchol el año 1893, quien obtuvo y agrupó durante más de treinta años diversas e invaluables piezas mapuche que en 1946 fueron adquiridas por la Universidad de Chile para ser incorporadas al MAPA. Este toki es presentado en el catálogo de 1946 de la siguiente forma: “Nº 379, 380 y 381. - Hachas de piedra” (MAPA, 1946, p. 16).
Historia del objeto
El término toki kura se traduce usualmente como hacha de piedra. Según el relato de Félix de Augusta (1916), se cree que es una piedra que cae desde el cielo y parte los árboles (p. 216). Pascual Coña (1916) reafirma este origen comentando que en las noches se ven caer hachas de piedra desde el cielo denominadas “tokikura” (p. 79). En Tomás Guevara (1927), se registra el relato de una mujer de Malleco que replica los dichos anteriores, señalando que una noche cayó un rayo sobre un roble y las personas excavaron en búsqueda de la piedra, la cual fue encontrada bajo una capa de tierra. (p. 379).
El término toki kura refiere a tres tipos de objetos que responden a la definición de hacha, a la historia de origen mencionada y a su relevancia política-social. En primer lugar, se considera como toki kura a un lítico de forma rectangular o trapezoidal con un largo que oscila entre los 6 y 10 centímetros aproximadamente (Hilger, 1957; Joseph, 1930), que posee una perforación en uno de sus extremos que permite a su portador llevarla del cuello. Una segunda variación de hacha, conocida como kachal, es una de características similares pero carente de perforación. Ambos líticos eran susceptibles de adaptarse a un mango junto a tiras de cuero, trenzados de juncos, lazos de crin o ñocha (Guevara, 1927; Joseph, 1930). Finalmente, las clavas también son consideradas como toki kura, y consisten en una piedra en forma de hoz.
Según la investigación de Inez Hilger en el Puelmapu (1957), fueron identificados dos tipos de toki kura: uno en forma de hoz y otro rectangular. En su trabajo de campo realizado en Ngulumapu, Inez Hilger consignó el nombre de ülmen kura para la piedra de forma rectangular, aunque también el de kachal. A esto se suma la sugerencia de la autora respecto a una diferencia dialéctica sobre las denominaciones que reciben las hachas en ambas vertientes de la cordillera. En sus propias palabras: “An axe in Argentina is a toki; in Chile, a kachal” (Hilger, 1957, p. 304).
Según las indagaciones de Francis Goicovich (2018) basadas en crónicas de los siglos XVI y XVII, en las reuniones que se convocaban en un lepun para establecer acuerdos bélicos, sociales y económicos, participaba un ngentoki que portaba un toki kura de piedra negra que indicaba su cargo como jefe de guerra (p. 437). Asimismo, Joseph (1931) registra que los mapuche utilizaban un hacha de piedra negra como insignia de mando durante la guerra. (p. 41). Augusta (1916) complementa esta significancia al señalar que término toki era empleado como “jefe de guerra”. Según Hilger (1957), sus informantes mapuche identificaban esta piedra rectangular como un emblema de la autoridad de un cacique, quien era reconocible al llevarla suspendida del cuello.
Los toki kura cobraban protagonismo en instancias como los nguillatun, pues actuaban como un signo del rayo que produce la lluvia, o se empleaban para conocer la suerte de un malón según la dirección que adoptaban las gotas de agua que se ponían sobre su superficie (Guevara, 1927). Eran consideradas portadoras de propiedades de oráculo, reveladoras del porvenir (Guevara, 1927, p. 379), lo que otorgaba poder y autoridad al longko (Menard, 2018).
En ocasiones eran adaptados con mangos de madera unidos por trenzado de juncos o tiras de cuero (Guevara, 1927) para ser utilizadas como utensilios domésticos de cocina, para cortar madera (Joseph, 1931, p. 41), o como armas.
El proceso de manufactura de los toki kura sugerido por la bibliografía consiste en pulir la piedra contra una de mayor tamaño. Joseph (1930) especifica que estos líticos se frotaban contra piedras pulidoras. En el caso de que la piedra presente una horadación habría sido realizada con un “taladro” de madera, hueso o pedernal, un poco de agua y arena (Guevara, 1927).
El término toki kura refiere a tres tipos de objetos que responden a la definición de hacha, a la historia de origen mencionada y a su relevancia política-social. En primer lugar, se considera como toki kura a un lítico de forma rectangular o trapezoidal con un largo que oscila entre los 6 y 10 centímetros aproximadamente (Hilger, 1957; Joseph, 1930), que posee una perforación en uno de sus extremos que permite a su portador llevarla del cuello. Una segunda variación de hacha, conocida como kachal, es una de características similares pero carente de perforación. Ambos líticos eran susceptibles de adaptarse a un mango junto a tiras de cuero, trenzados de juncos, lazos de crin o ñocha (Guevara, 1927; Joseph, 1930). Finalmente, las clavas también son consideradas como toki kura, y consisten en una piedra en forma de hoz.
Según la investigación de Inez Hilger en el Puelmapu (1957), fueron identificados dos tipos de toki kura: uno en forma de hoz y otro rectangular. En su trabajo de campo realizado en Ngulumapu, Inez Hilger consignó el nombre de ülmen kura para la piedra de forma rectangular, aunque también el de kachal. A esto se suma la sugerencia de la autora respecto a una diferencia dialéctica sobre las denominaciones que reciben las hachas en ambas vertientes de la cordillera. En sus propias palabras: “An axe in Argentina is a toki; in Chile, a kachal” (Hilger, 1957, p. 304).
Según las indagaciones de Francis Goicovich (2018) basadas en crónicas de los siglos XVI y XVII, en las reuniones que se convocaban en un lepun para establecer acuerdos bélicos, sociales y económicos, participaba un ngentoki que portaba un toki kura de piedra negra que indicaba su cargo como jefe de guerra (p. 437). Asimismo, Joseph (1931) registra que los mapuche utilizaban un hacha de piedra negra como insignia de mando durante la guerra. (p. 41). Augusta (1916) complementa esta significancia al señalar que término toki era empleado como “jefe de guerra”. Según Hilger (1957), sus informantes mapuche identificaban esta piedra rectangular como un emblema de la autoridad de un cacique, quien era reconocible al llevarla suspendida del cuello.
Los toki kura cobraban protagonismo en instancias como los nguillatun, pues actuaban como un signo del rayo que produce la lluvia, o se empleaban para conocer la suerte de un malón según la dirección que adoptaban las gotas de agua que se ponían sobre su superficie (Guevara, 1927). Eran consideradas portadoras de propiedades de oráculo, reveladoras del porvenir (Guevara, 1927, p. 379), lo que otorgaba poder y autoridad al longko (Menard, 2018).
En ocasiones eran adaptados con mangos de madera unidos por trenzado de juncos o tiras de cuero (Guevara, 1927) para ser utilizadas como utensilios domésticos de cocina, para cortar madera (Joseph, 1931, p. 41), o como armas.
El proceso de manufactura de los toki kura sugerido por la bibliografía consiste en pulir la piedra contra una de mayor tamaño. Joseph (1930) especifica que estos líticos se frotaban contra piedras pulidoras. En el caso de que la piedra presente una horadación habría sido realizada con un “taladro” de madera, hueso o pedernal, un poco de agua y arena (Guevara, 1927).
Área cultural primer nivel
Chile
Área cultural segundo nivel
Centro-Sur
Cultura originaria
Mapuche
Gestión
Registradores
Felipe Ignacio Quijada Aravena, 2022-05-04