Niño Jesús de pie bendiciendo en fanal

La figura del Niño Dios se establece como fundamental en la tradición cristiana, representa la Encarnación de Dios Padre que se hace humano y convive con los hombres para liberarlos de su condición que proviene del pecado original. La representación del Niño Jesús se desarrolla en la Edad Media. Esta representación se entronca con las diferentes imágenes que los primeros cristianos establecieron como símbolos propios. El desarrollo de la representación del Niño Dios toma fuerza desde el siglo XII, en donde San Francisco de Asís propone para la época navideña la escena del pesebre. Desde ese momento, la representación del Niño queda fija con los componentes más importantes que lo rodean en ambiente rural. En la época colonial latinoamericana, la figura del Niño Jesús se asociaba e identificaba con los oprimidos en ese contexto social, como los indígenas, los negros y las mujeres. En las festividades navideñas toma especial preponderancia la figura del Niño Jesús, celebra la llegada al mundo del Salvador cristiano, que representa la Redención y se practica hasta nuestros días.