Parque abandonado

"El amplio paisaje, de melancólica belleza, con la glorieta de cipreses en el centro, bajo la violácea luz del crepúsculo, es un excelente ejemplo de la peculiar sensibilidad del pintor que volcó toda su actividad en lienzos como éste, impregnados de una tristeza solitaria que refleja una actitud decididamente crítica con su entorno, una "Cataluña quieta, triste, solitaria, dominada por la línea horizontal... aquella valla, aquel ciprés, aquellos caminos mal empedrados y la barca abandonada", como él mismo escribía en 1905. Pero todo teñido de un poso romántico que, curiosamente, se superpone al realismo que había aprendido en su estancia en París con Courbet o en Barcelona con Martí Alsina". (Pintura española en Chile, 2002, página 44-45).