San Buenaventura

Para la veneración pública de reliquias inicialmente se usaron los sepulcros y altares en las iglesias, pero desde el siglo IX se colocan además sobre el altar relicarios en forma de cajas o arquetas, luego ostensorios y después bustos o esculturas a imagen de los santos a los que pertenecen las reliquias. Éstas figuras fueron muy populares en el siglo XVII, luego que el Concilio de Trento permitiera la adoración a los Santos como intercesores y el culto a las reliquias. Inicialmente se hicieron de plata, pero luego se convocó a importantes talladores y doradores para realizarlos abundantemente, los que se colocaban en los altares y luego en verdaderas estanterías realizadas especialmente para alojarlos. Impresionante es el conjunto llamado Retablo relicario de la Iglesia de Santa María del Castillo en Olmedo (Valladolid) de finales del siglo XVI, compuesto por cuarenta y nueve tallas que representan a treinta y nueve santos y diez santas.
La forma que adopta el busto-relicario se justifica en la creencia popular que la capacidad intercesora del santo con oraciones rezadas en presencia de sus reliquias o de sus imágenes, aumentaba.