Figurilla

La historia de las amasanderas en el Chile del siglo XIX refleja la vida cotidiana y las dinámicas socioeconómicas de la época. En un contexto en que gran parte de la población aún vivía en condiciones de pobreza, muchas mujeres tomaron un rol activo para contribuir a la economía familiar.

Las amasanderas eran mujeres que se dedicaban a la producción y venta de pan, también llamado “pan de mujer”, empanadas y otras masas fritas. Trabajaban de forma subordinada al dueño de algún molino, o también de forma independiente, en sus mismos cuartos o ranchos, en pulperías o chinganas, en las calles o plazas, muchas veces acompañando la venta con diversas entretenciones como cueca, baile, canto y juegos. Estas talentosas y carismáticas artesanas proveyeron alimento y regocijo a la fuerza obrera.

Hacia finales del siglo XIX y principios del siglo XX, la industrialización de la panadería comenzó a cambiar el panorama. Las grandes panaderías y la mecanización de la producción de pan redujeron la demanda de pan casero. Sin embargo, muchas amasanderas continuaron su labor, adaptándose a las nuevas circunstancias y manteniendo viva una tradición que perdura hasta hoy en algunas zonas de Chile.