Estribo

Resulta interesante hacer notar que esta pieza se trata de un ejemplar único y no de un par como es habitual en los estribos. La razón de esta diferencia es que su uso era exclusivamente femenino y, por lo mismo, estaba determinado por una forma de montar diferente a la del hombre donde ambas piernas van en sendos costados del caballo. Acá ambas pierna van hacia el mismo lado del animal y, por lo mismo, no hacen necesario contar con un par de estos objetos.

No es mucho lo que sabemos del papel de las mujeres durante la colonia en torno al apero ecuestre. La gran mayoría de las referencias documentales, así como las herramientas asociadas a este tipo de faenas que se conservan, nos remiten a una presencia masculina casi exclusiva en todo lo relacionado con la crianza y uso de caballos. Sin embargo, objetos como éste se nos ofrecen como un testimonio único de la vida social de las criollas en actividades que excedían el campo de lo doméstico como la equitación.

En el empeine se presentan detalles como la representación de una flor calada en relieve, simbólicamente la flor es la representación de la perfección. También se observan en la planta del objeto, elementos en formas de vegetales, realizados en la técnica de huecos de grabado. Los estribos femeninos, se caracteriza por tener un base plana en la que se introduce la punta del pie, sin talón, el pie descansa sobre la base. Posee un brazo lateral de bronce en forma de arco que cruza los costados, a través de un eje ubicado en el centro del estribo, otorga movilidad en forma vertical al pie.