Don Ramón Martínez de Luco y Caldera y su hijo Don José Fabián

La siguiente obra de José Gil de Castro y Morales ha sido exhibida en amplias ocasiones, tanto en el territorio nacional como extranjero, si bien el Mulato no era asido a representar niños es posible ver aquí uno y otro en la colección del Museo de Arte de Lima (MALI). Respecto de la obra se ha escrito que: “Don Ramón, cabello y largas patillas entre castaños y gris (canas) vistiendo ropa civil, marrón medio rojizo, está sentado en un sillón del que se destaca un brazo colchado, amarillo y la armazón color caoba… José Fabián, de cabello castaño claro, viste uniforme de Cadete, propio de los niños de alta alcurnia: casaca corta roja, cuello alto abierto, botonadura al centro y triple hilera de botones dorados… El brazo izquierdo extendido a lo largo del cuerpo, en la mano una cajita de forma circular y en la tapa predominio de color azul celeste en el fondo con la pintura de un monito portando navaja de hoja toledana blanca frente al espejo en actitud de afeitarse…” (Ricardo Mariátegui, José Gil de Castro, el Mulato gil. Lima, 1981, página 127). Respecto del representado Roberto Amigo señala: "Ramón Martínez de Luco y Caldera tuvo dieciséis hijos con Juana de Andía y Varela Morandé siendo el primogénito José Fabián, aquí retratado con su padre, para sugerir la representación del linaje. Luco y Caldera era un hombre ilustrado; cursó estudios en el Colegio Carolino y siguió filosofía en la Universidad de San Felipe" (antecesora de la pública Universidad de Chile) (José Gil de Castro Pintor de libertadores, editora Natalia Majluf, 2014, Biblioteca de Perú, Colección Bicentenario, pagina 10-171). Entre los elementos iconográficos que presenta la obra destaca, en la pechera del padre, un emblema de la devoción carmelita, en la mano del niño, una caja con un mono con navaja, la que en palabras de Justo Pasto Mellado: "Lo que está puesto en escena es la dinámica del corte con la filiación y la fidelidad a la Corona, en un momento de ascenso de las fuerzas de medio pelo que -a juicio de los detentores de La Ley- se asemejan a en peligrosidad a un mono con una navaja en la mano". (Página web del autor), aunque cuando otros autores refieren con esto la necesidad humana o una alegoría de la vanidad del hombre, donde Roberto Amigo nuevamente señala como "una advertencia al niño del peligro de la soberbia y la pérdida del juicio, expresada en las nuevas ideas de la Ilustración".