Por carecer de un número de inventario rotulado en la pieza, no ha sido posible su vinculación con inventarios anteriores.
Las escenas tomadas del mundo de lo cotidiano se vuelven un elemento bastante frecuente en la cerámica de Sara Gutiérrez y sus hermanas. Son ellas las que amplían el registro temático desarrollado por las monjas clarisas y lo llevan hacia estos temas de corte costumbrista que lo hace un antecedente directo de lo que actualmente se conoce como cerámica de Talagante.
En sus trabajos vemos dos tipologías principales. Por un lado, la elaboración de objetos de uso doméstico como picheles, teteras, braseros y jarrones, propios del trabajo de las monjas de Santa Clara y que, sin mayores variaciones formales, se prolongan en la obra de Sara Gutiérrez; y por otro, la elaboración de figurillas de gusto popular en que se representan oficios y escenas del mundo campesino tanto de temática religiosa como profana.
Esta artesanía evidencia la influencia de las monjas Claras que enseñaban a las mujeres del pueblo sus artes y oficios y que continúa vigente en una reducida producción familiar. De brillantes colores e ingenuas formas, sus piezas por lo general no superan los 20 cm. de altura y se moldean a mano, se orean y cuecen en forma muy rudimentaria. Luego se aplican los esmaltes de colores básicos.